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Sin juventud no se construye Europa

PUBLICADO O 21 DE DECEMBRO DE 2021 · (0)



FUNDACIÓN GALICIA EUROPA · JONATAN SANTOS


La gran crisis económica de 2008 supuso un antes y un después para la situación sociolaboral de la juventud europea. Este suceso, con graves consecuencias a nivel global, potenció la vulnerabilidad, la precariedad y la desigualdad de este colectivo. En este contexto, las tasas de paro aumentaron, se retrasó su entrada al mercado laboral y la falta de expectativas y la frustración ante tal situación fueron en auge. 

En 2017, el Libro Blanco sobre el futuro de Europa señalaba la continuidad de esta situación y que la misma suponía un riesgo real de que la actual generación de jóvenes acabe teniendo unas condiciones de vida peores que las de sus padres.

Lejos de mejorar, en marzo de 2020 el panorama general se oscurecía todavía más. El estallido de la crisis sanitaria, motivada por la COVID-19, derivó en un aumento aún mayor de las tasas de paro en la juventud, reduciéndose así sus oportunidades laborales.

El daño de esta pandemia acabó siendo devastador para una generación que todavía no se había recuperado de la crisis de 2008. Sus consecuencias, una vez más, serán visibles a largo plazo, tal y como recoge la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el informe Pensions at a glance 2021, que pone de manifiesto que la crisis sanitaria tendrá un impacto importante en las prestaciones que los jóvenes percibirán cuando se jubilen. Pero, además de estas consecuencias económicas, la pandemia evidenció otros problemas latentes, como el de la salud mental en la juventud.

Ante esta situación, la Unión Europea ha reaccionado con varias iniciativas. Durante su discurso sobre el estado de la Unión, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, anunció la propuesta de declarar 2022 como el Año Europeo de la Juventud. Bajo la premisa de que «no se dejará a nadie atrás», el objetivo de esta iniciativa es poner en valor a un colectivo que ha sufrido en mayor medida las consecuencias de las sucesivas crisis y reconectar el proyecto europeo con la juventud, volcando mayores esfuerzos en la proyección de un horizonte post-pandémico alentador.

Las actividades enmarcadas en este año estarán financiadas por programas como Erasmus+ o el Cuerpo Europeo de Solidaridad, además de quedar reflejadas en el Marco Financiero Plurianual 21-27. Así, durante 2022 se llevarán a cabo diversas iniciativas orientadas a la juventud, además de desarrollarse programas y oportunidades de financiación que faciliten su formación, integración laboral y condiciones sociales. Debe destacarse el nuevo programa europeo ALMA (Aim, Learn, Master, Achieve), que persigue la integración laboral de la juventud en situación de vulnerabilidad social, mediante formación y períodos de prácticas en países de la Unión Europea.

Sin embargo, el Año Europeo de la Juventud puede y debe ir más allá. Tal y como ha resultado de una consulta pública, realizada por la Comisión Europea, para detectar las principales preocupaciones de los jóvenes, todavía quedan muchos retos por abordar, además del desempleo juvenil. Mejorar el acceso a una vivienda, acordar un pacto de salud europeo que preste especial atención a la salud mental o fomentar la inclusión social de colectivos vulnerables son sólo algunos de los ámbitos sobre los que todavía hay que trabajar. 

No se puede olvidar que el éxito de Europa será el de las personas jóvenesy esta es la única manera con la que no dejaremos a nadie atrás.



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