“El verdadero problema que tiene el independentismo es que tiene la mitad de Cataluña en contra”
Raúl González nació en Ourense y, tras vivir en varios puntos de España, en 2005 llegó a Barcelona para trabajar como notario. Su intención era estar un tiempo, pero acabó formando una familia y asentándose en una ciudad en la que se “sentía” muy a gusto. Contactamos con él a través de la Asociación de Empresarios Gallegos de Cataluña –que agrupa a más de 300 empresas y a nombres tan destacados como Julio Fernández o Amancio López, presidentes de Filmax y del Grupo Hotusa respectivamente–, para saber cómo están viviendo todo esto. Dos palabras se repiten con demasiada frecuencia en nuestra conversación: tristeza y preocupación.
¿Cómo estás viviendo todo este proceso?
Con muchísima tristeza… Y con máxima preocupación, mucha más de la que pensábamos, porque esto era algo que se podía ver venir desde hace tiempo pero, llegados a este punto… la preocupación es máxima. No hay nada que nos haya puesto tan tensos en los últimos años, ya no solo a los gallegos que vivimos aquí sino a todos los que estamos aquí, catalanes o no catalanes. La tensión es máxima.
¿Existe mucha crispación en las calles?
Mucha. Es que la incertidumbre es máxima, no solo en torno a lo que va a pasar ahora sino sobre lo que vaya a pasar en los próximos meses. Y esa incertidumbre se percibe en todas partes, en la calle, en el despacho. Hoy [hablamos dos días después del referéndum] hemos decidido cerrar el despacho a las tres, porque estamos cerca de plaza Cataluña y tal como están las cosas en la calle… Todo el mundo, ya sea de una idea o de otra, está con esto en la cabeza y se ve cómo la crispación y la tensión van en aumento.
Para el colectivo de gallegos asentados en Cataluña ¿crees que la independencia tendría consecuencias a mayores?
Para nosotros, que tenemos lazos muy fuertes con nuestra tierra hay una connotación emocional muy importante. Al final, estamos relacionándonos con gente totalmente antagónica en temas de sentimiento, y eso es muy difícil de manejar. Pero más allá del sentimiento, los que somos empresarios tenemos una incertidumbre jurídica, económica… en todo. Piensa que según las leyes que se han aprobado en los últimos días aquí, en teoría, a partir del 3 de octubre, Cataluña es independiente. Y esto, que puede sonar a chiste, es una cosa muy seria porque no sabemos qué consecuencias va a tener, no se nos ha explicado nada por parte del Gobierno de la Generalitat. Y aunque muchos piensan que no va a pasar nada… creemos que sí va a pasar.
¿Qué teméis que pueda ocurrir en los próximos días?
Pues que el Gobierno español –o más bien el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña– ordene la detención del presidente de la Generalitat y de todo su Gobierno, que tenga que asumir el control el Gobierno de España, que se convoquen elecciones y ningún partido se presente… o sí. Es que ahora mismo cualquier cosa es posible y todas, todas, todas, son malas.
¿Cómo llegaste a Cataluña y cuánto tiempo llevas ahí?
Llevo desde 2005, o sea que doce años ya. Con mujer catalana, hijas catalanas, casa, trabajo… imagina. Yo elegí venir aquí en su día porque Barcelona es una ciudad muy buena para trabajar y, cuando llegué, la cuestión nacionalista no estaba en la calle para nada. La verdad es que vine con la intención de estar poco tiempo pero estaba muy a gusto y me quedé. Esa sensación de estar muy a gusto ahora no la tengo, claro.
Dices que en 2005 no se percibía ese sentimiento independentista y es verdad que la situación ha dado un vuelco, diría que casi en pocos meses. ¿A que crees que se debe?
La verdad es que ocurre como con tus hijos, que como los ves crecer cada día no te das cuenta de lo rápido que va, pero sí es verdad que ahora echo la vista atrás y miro como eran Barcelona y Cataluña en 2005 o 2006… y la situación en la que estamos ahora no tiene nada que ver. Ahora aquí, tanto en lo político como en lo social ya no hay nada más que este tema: ya no existe corrupción ni crisis… nada. Solo hay este tema. ¿Qué se ha acelerado en los últimos tiempos? Probablemente la llegada de la CUP y Puigdemont ha acelerado todo, pero creo que ha sido una lluvia fina que ha ido calando hasta llegar aquí.
¿Como veis desde ahí la postura del Gobierno español?
Yo creo que el Gobierno español no tiene casi ninguna posición sobre este tema. Ha procurado ser muy exquisito y se ha ido dejando hacer… Yo creo que, efectivamente, hay dos posiciones totalmente distintas, pero no son entre Cataluña y España o Cataluña y Madrid: son entre dos grupos de catalanes. Porque aquí lo que se pretende olvidar es que hay tres partidos –Ciudadanos, el Partido Socialista y el Partido Popular por este orden, y quizá Podemos– que están radicalmente en contra de la independencia y eso son muchos millones de catalanes, en teoría más que los independentistas, con lo cual eso que se dice de que Madrid genera independentistas es mentira. La oposición clara al independentismo está aquí, en Cataluña, son esos parlamentarios que el otro día protestaban aquí, en el Parlamento. El verdadero problema que tiene el independentismo no es Madrid, es que tiene la mitad de Cataluña en contra.
Por tanto, ¿crees que si hubiese un referéndum legal, con todas las garantías, hubiese salido un 'no' a la independencia?
No lo sé. A veces confundes los deseos con la realidad, pero yo creo que hubiera salido el no. Y la última foto en relación a este tema la tenemos muy cerca. Es que a veces se olvidan las cosas muy rápidamente, pero en 2015 hubo unas elecciones que el propio independentismo calificó como elecciones plebiscitarias, y se votaba precisamente esto. Y en esas elecciones el 48 % de los votos fueron a partidos independentistas y el 52 % fueron a partidos no independentistas. Esa fue la última foto, y dudo que esa foto haya cambiado mucho. Es un escenario partido a la mitad.
Si finalmente se produce un escenario de independencia…¿te planteas irte?
Solo con la declaración no, habría que ver qué pasa, pero si la cosa va más allá… Es que yo tengo algo muy claro: no quiero que mis hijas crezcan con este tema en la cabeza. Yo creo que con las preocupaciones que existen en el mundo actual –el cambio climático, de los refugiados, el desarrollo de África, el tema de Oriente Medio y mil cosas más–, que mis hijas crezcan con este tema como máxima preocupación… me parece completamente absurdo y, la verdad, no me apetece nada. Si las cosas siguen como están… yo me voy.
(Extracto de los contenidos dedicados al tema catalán en el número 317 – octubre 2017)
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