“El futuro es matemático”
El Instituto Tecnológico de Matemática Industrial (Itmati), participado por las tres universidades gallegas y ubicado en el Campus Vida de la Universidad de Santiago, cumple una exitosa trayectoria de cinco años. Con más de un centenar de personas en su equipo, ha desarrollado alrededor de 60 proyectos en sectores tan diversos como los de la energía, automoción, naval, telecomunicaciones o medioambiente. En 2017 ha facturado 1.585.500 euros, casi un 42 % más que el año anterior, y las previsiones son optimistas. De todo ello hablamos con su directora, la catedrática de Matemática Aplicada Peregrina Quintela.

¿Cómo surgió el Instituto?
Surgió fruto del trabajo de muchos investigadores relevantes de las tres universidades gallegas. Tras más de 35 años colaborando con las empresas, se constató que Galicia tenía un núcleo muy fuerte en Matemática Industrial, que aportaba más del 50 % de las experiencias de colaboración con la Industria en el ámbito nacional. También a nivel internacional se vio que la forma de relacionarse con las empresas de los investigadores gallegos era mucho más proactiva y personalizada que en otros países europeos. De ahí que en 2013, a pesar de la fuerte crisis económica que ya azotaba a las instituciones, las tres universidades apostasen porque Galicia consolidase su liderazgo en Matemática Industrial creando Itmati.
¿Cómo funciona su gestión y cómo se conjuga el ámbito universitario y el mundo empresarial e industrial en su día a día?
Tras analizar varias opciones de figura jurídica, se tomó la decisión de constituirlo como un consorcio público, de modo que tiene una gran autonomía al tiempo que las universidades mantienen el control, ya que tienen representación institucional tanto en el Consello de Goberno como en la Comisión Científico Técnica. Esta decisión se reveló especialmente eficaz para facilitar la participación directa de los investigadores de las universidades gracias a la Ley de la Ciencia. […]
Todavía sigue habiendo muchas críticas por la falta de imbricación de la universidad en la sociedad, y especialmente en el mundo empresarial. ¿Está esto cambiando?
Yo creo que sí, y no solo porque la Ley de la Ciencia subraye la transferencia como la tercera misión de las universidades sino porque estas son conscientes de que realizar transferencia de conocimiento las fortalece. Es un círculo virtuoso: la universidad quiere y debe ser la fuente del saber, fuente que debe nutrir a las empresas y a la sociedad favoreciendo un tejido empresarial más fuerte y una sociedad con mayor nivel de bienestar que, a su vez, demanda nuevas líneas de investigación y con ello un nuevo avance del conocimiento; también permite una renovación en la formación de los nuevos titulados más en línea con las necesidades reales. Y se cerrará el círculo cuando estos profesionales se incorporen al tejido productivo ayudando a renovar la industria y la sociedad del futuro, y promuevan una mayor interacción con la universidad. Todo este recorrido supone una universidad viva, más fuerte y sobre todo más solidaria con la sociedad que la financia.
Actualmente trabajan en el Instituto más de 100 personas. ¿Qué perfiles integra y cuál es el papel de este personal?
En el Centro hay una Unidad de gestión de Transferencia (UgT) y una Unidad de I+D+i. La primera promueve nuevas colaboraciones con la industria, gestiona los proyectos que se ejecutan facilitando una interacción constante entre investigadores y empresas, y pone en valor las herramientas desarrolladas. Su personal es interdisciplinar, con formación a nivel de doctorado o máster en Matemáticas, en varias ingenierías e incluso en Farmacia. Esta labor es vital para que la Unidad de I+D+i pueda centrarse en investigar para generar soluciones avanzadas y adaptadas a cada proyecto, ejecutando de forma efectiva la transferencia de conocimiento. Durante 2017, la Unidad de I+D+i contó con 92 investigadores de las tres universidades gallegas, la mitad de ellos senior, principalmente matemáticos. Un 30 % son contratados –y ahí también tenemos físicos, ingenieros, e informáticos–, y el 20 % restante son investigadores colaboradores y estudiantes en prácticas.
Las cifras de facturación del Itmati son esperanzadoras ¿Está funcionando cómo esperaban?
Viendo los números y la satisfacción de los investigadores, de las universidades, y sobre todo de las empresas que han requerido nuestra colaboración, queda claro que el Instituto es un éxito: está permitiendo consolidar el liderazgo de la Matemática Industrial gallega y facilitando el acceso del tejido industrial y de las instituciones a tecnologías con un alto valor añadido. Sin embargo, aún no ha conseguido el apoyo institucional que debería tener. En 2017 este apoyo se limitó a un 10 % de su presupuesto, concedido principalmente por la Dirección Xeral de Universidades. Eso permitió poner en marcha la UgT, responsable en gran medida de ese incremento del 42 % en nuestra facturación, lo que indica que, con la ayuda de las instituciones, podemos alcanzar grandes logros. La escasez de financiación pública a un centro con una proyección tan relevante muestra que la rigidez en las decisiones tomadas por las instituciones dificulta la innovación y la optimización de los recursos existentes.
¿Cómo llegan al tejido empresarial en el día a día?
Los gestores de transferencia e innovación mantienen un contacto permanente con las empresas a través de la organización de distintas actividades o participando en eventos al mismo tiempo realizan una gestión personalizada e integral de los proyectos ya en marcha. Pero nuestros investigadores también están atentos a las necesidades de la empresa […]
Estos días, con la apertura de las nuevas matrículas universitarias se ha hablado mucho de las posibilidades de las carreras asociadas a Matemáticas. ¿Ratifica las salidas laborales y el futuro de las matemáticas?
El goteo de noticias en este sentido en los últimos años ha permitido tomar conciencia de la gran aportación que esta disciplina realiza en los distintos avances científicos y tecnológicos, y también a que las empresas valoren el gran potencial de esta herramienta en la optimización de sistemas, productos y servicios, en el procesado de la cantidad ingente de información disponible para tomar nuevas decisiones, o para predecir eventos indeseables. Todo esto ha renovado el prestigio de esta disciplina e incrementado la demanda de profesionales, de ahí que también haya aumentado el número de jóvenes que solicitan estudiar matemáticas, elevando la nota de corte para entrar en las facultades. Esto está en consonancia con varios informes que señalan el impacto de las matemáticas en empleo y valor añadido. […]
Además aseguran que la Matemática Industrial es la base para que la actividad de las empresas evolucione hacia el concepto de “industria 4.0”. ¿A qué se refieren con este término?
Son empresas que combinan la digitalización de sus procesos con el uso de algoritmos para identificar tendencias y comportamientos; tomar decisiones más sólidas; optimizar sus procesos y mejorar la calidad de sus productos reduciendo costes. En definitiva, garantizar el valor futuro de la empresa. Y para ello no basta con incorporar algoritmos sino que estos sean los más avanzados, robustos y eficientes. Y aquí es donde la Matemática Industrial juega un papel esencial, ya que dispone de metodologías muy eficaces y contrastadas que ayudan a que los ciclos de innovación sean cada vez más cortos y eficaces.
Han desarrollado decenas de proyectos en diversos sectores. ¿Cuál destacaría?
Por su relevancia e intensidad, el proyecto estrella ha sido la Unidad Mixta de Investigación ITMATI-Repsol, centrada en investigar métodos matemáticos y numéricos para resolver problemas recurrentes en la actividad diaria de Repsol […]. Otro gran proyecto ya en el ámbito medioambiental es el ENJAMBRE relativo a misiones críticas de emergencias con medios aéreos tripulados y no tripulados en vuelo cooperativo, de gran valor para la lucha contra incendios forestales. También GANESO, en colaboración con Reganosa, para la simulación y optimización de redes de gas o, en proyectos para medianas empresas, los realizados para EcoMT, que predice el riesgo de incidencias o falta de confort en una gran red de locales comerciales, y para Fundiciones Rey, que ha permitido reducir los costes de material y energía y, en general, los asociados a la calidad final del producto.
En estos años de trabajo habrán visto muchas debilidades y también fortalezas. ¿Cuál diría que es la principal losa de la economía gallega y qué fortaleza destacaría?
Una gran losa son las comunicaciones; a pesar de tener tres aeropuertos cualquier desplazamiento al extranjero requiere un coste en tiempo y dinero para nada comparable a los que soportan empresas o instituciones de otros rincones europeos. Esto requiere un análisis serio ya que no se arreglará con el AVE. Galicia no se puede permitir perder tres días de trabajo para asistir a una reunión de tres horas en Bruselas, o tener que ir a Oporto. Y tampoco podemos permitir que las generaciones mejor preparadas sientan que no tienen cabida en el tejido industrial gallego. Se debe trabajar para dar cabida a los mejor preparados en unas condiciones salariales dignas.
En cuanto a lo positivo, creo que la fortaleza de la industria gallega es la tenacidad y la capacidad emprendedora de sus dirigentes, que están haciendo un esfuerzo inmenso para modernizar sus instalaciones, hacerlas más rentables, y encontrar sus huecos para competir.
(Extracto de la entrevista publicada en el número 328 – septiembre 2018)
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