“La obesidad es una emergencia nacional, europea y, en general, de los países desarrollados”
A la vista de las graves consecuencias que acarrea la obesidad hablamos con uno de los especialistas más reputados de nuestra comunidad, el Dr. Felipe Casanueva, catedrático de Endocrinología de la Universidad de Santiago de Compostela. El Dr. Casanueva es igual de contundente al asegurar que estamos ante uno de los problemas sanitarios de mayor calado en nuestra sociedad, especialmente por las cifras de obesidad infantil. Y es que un niño obeso tiene un 80 % de posibilidades de convertirse en un adulto obeso, con lo que ello supone para su salud, para el sistema sanitario y para la economía del país.

¿Cuál es la situación en este momento en Galicia en lo relativo a la obesidad?
Pues es un problema realmente muy preocupante para nosotros, especialmente la obesidad infantil porque pese a llevar ya tiempo alertando la situación no mejora.
¿Tienen cifras sobre obesidad infantil?
Es difícil calcular la tasa exacta en la infancia porque es diferente de los adultos pero sí sabemos que está entre un 15 y un 18 % entre mayores de 4 o 5 años hasta preadolescentes. Estas cifras son realmente muy preocupantes no solo por la gran extensión sino por la rapidez con que se ha ido instaurando.
¿Y a qué causas atribuyen esta rápida progresión?
A mí me llama muchísimo la atención que tanto en los estudios de la OCDE como de la Fundación Gasol demuestran que niños del área mediterránea tienen mayor tasa de obesidad que los del norte de Europa. Es muy difícil entender esto cuando el área mediterránea tiene mejor clima que favorece las actividades al aire libre, tiene la llamada dieta mediterránea… y, por tanto, debería ser al contrario. Esto nos alerta claramente de que estamos haciendo cosas mal tanto en la alimentación –nos estamos apartando de la dieta mediterránea y pasando a alimentación a base de precocinados, fritos y la llamada comida rápida–, pero también nos está indicando que la falta de actividad física en nuestros jóvenes es muy alarmante. Teniendo en cuenta las horas de sueño, las que están sentados en el colegio y que pasan una media de cuatro horas diarias ante una pantalla, bien sea de ordenador, televisión o consolas… queda claro que tenemos una niñez sedentaria y mal alimentada. Y aquí entra la responsabilidad de los padres que no han sabido calibrar lo que deben ofrecer a sus hijos en el mundo actual.
¿Cuáles son las consecuencias del sobrepeso para un niño o niña?
Son muchas y no solo solo por el tema estético, que también lo hay. Los niños obesos sufren mayor tasa de problemas en el colegio y en los estudios, son objeto de bulling, etc. Pero nos preocupa, sobre todo, desde el punto de vista médico, por la gran cantidad de patologías que acarrea. Ya nos empezamos a encontrar niños que presentan diabetes mellitus tipo 2, asociada a obesidad y sedentarismo. Antes se le llamaba diabetes del adulto o del anciano y hasta hace muy poco ningún pediatra había observado esta diabetes en niños que, cada vez son más frecuentes. Los pediatras ya ven niños con dislipemia, colesterol alto, niños con hipertensión arterial… patologías hasta ahora desconocidas en la niñez. Esto nos indica que la obesidad no es un problema estético, es una enfermedad crónica y grave que por primera vez está afectando a la niñez con una tasa similar a la de las personas adultas.
¿Siguen encontrando en consulta familias que asocian sobrepeso a buena salud?
Si, hay todavía muchas ideas falsas. No es verdad lo que decían las abuelas de que los niños regordetes cuando dan el estirón se les quita la gordura. Es mentira, y tenemos que eliminar ya frases como esta. Es obligación de todos, de toda la sociedad, prevenir la obesidad infantil y la juvenil y tratarla cuanto antes cuando se produce. Hay otro dato importantísimo a tener en cuenta: un niño delgado tiene un riesgo del 15 % de convertirse en un adulto obeso, mientras que el riesgo en un niño obeso es del 83 %. Esto significa que un niño obeso va a ser, casi seguro, un adulto obeso.
¿Cómo?
Habría que cambiar la mentalidad de toda la familia pero, sobre todo, es necesario acudir a un médico, a un pediatra, familiarizado con este tema que pueda tratar este grave problema con el tratamiento más adecuado a cada caso, de forma que el niño o niña pueda recuperar el peso que le corresponde sin tener ninguna deficiencia y sin provocar otras patologías, como desórdenes de la alimentación. Debe ser una atención cuidadosa por parte de expertos.
¿Quién debiera estar más alerta, familia o pediatras?
Ambos. Los padres deben ver a sus hijos de forma objetiva, comparar a su hijo con otros niños y niñas, y los pediatras deberían estar más atentos a las revisiones en la infancia para detectar temas de sobrepeso y comenzar a tomar medidas antes de que se convierta en obesidad franca. Yo creo que hay una falta de alerta porque se sigue pensando que no es un problema en la infancia y tanto profesionales como familias se han descuidado en este tema.
Más allá de la infancia, la obesidad hace años ya que es considerada epidemia. ¿Se está actuando en consecuencia?
La obesidad es una emergencia nacional, europea y, en general, de los países desarrollados, por lo que sería de suma importancia trazar políticas más activas por parte de las autoridades sanitarias y administrativas. Porque cuando los niños y niñas de ahora lleguen a adultos generarán una epidemia de diabetes mellitus tipo 2 cuyos problemas sanitarios, sociales, e incluso personales, van a ser muy importantes. Y diría más, también en la esfera productiva porque está demostrado que las personas con obesidad tienen más problemas laborales que las que no.
(Entrevista publicada en el número 344 – enero 2020)
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