“Ha llegado el momento de actuar con valentía, también desde la administración”
La profesora de Economía de la Universidad de Santiago de Compostela y columnista de ECO es la nueva directora de la Cátedra Iberoamericana de la USC, una entidad que trabaja en temas de cooperación cultural, científica, económica y educativa, pero que fomenta también el debate y la reflexión sobre cuestiones de interés para la comunidad iberoamericana. Entre el programa de actividades de este año hay proyectado un encuentro para avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 así como una colección de estudios sobre el papel de los empresarios gallegos en América. Sobre la Cátedra, sobre la universidad y, cómo no, sobre economía y sobre Galicia, hablamos con la profesora María Cadaval.

Acabas de ser nombrada directora de la Cátedra Iberoamericana de la USC. ¿Cuál es la función de esta cátedra?
La Cátedra Iberoamericana es una plataforma de internalización de la Universidad para la canalización de las ideas, el conocimiento y el avance continuo de la formación a ambos lados del Atlántico, con el compromiso de avanzar en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible y el cumplimiento de la Agenda 2030. El espacio de actuación incluye a los 19 países de América Latina de lengua castellana y portuguesa (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela), los tres de la península ibérica (España, Portugal y Andorra) y extiende las actividades también a Puerto Rico y a Estados Unidos.
¿Existen actualmente unas buenas relaciones con América Latina?
Desde el punto de vista empresarial, no hay duda. La inversión española en América latina es la segunda más importante del mundo, solo detrás de EE. UU. En las dos décadas anteriores la inversión bruta acumulada fue equivalente al 20 % del PIB y superó los 200.000 millones de euros, si bien esa tendencia se ha enfriado y no parece que vaya a cambiar en 2020.
Desde el punto de vista político, la situación es parecida. La I Cumbre Iberoamericana celebrada en México hace casi treinta años, puso las bases para la creación del espacio Iberoamericano y la consolidación de este instrumento como una herramienta útil para el ejercicio de la política exterior. Sin embargo, el contexto político se ha complicado y no permite posicionamientos neutrales, sino que exige definiciones categóricas sobre los temas importantes que España, de momento, no ha querido dar. Este país tiene ante sí una oportunidad única para potenciar sus relaciones estratégicas con países como Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia o Perú, a la vez que liderar las relaciones de la Unión Europea con América latina, donde pesarán cada vez más las alianzas parciales como la del Pacífico o el Tratado de Asociación entre la UE y el Mercosur.
La política exterior gallega está ahora mismo muy centrada en Portugal y Europa. ¿Es una buena estrategia?
Es su destino natural, pero no es suficiente, más ahora que los datos revelan que el crecimiento del PIB se ha ralentizado al mismo ritmo que el español, pero con elementos diferenciadores como el mayor gasto familiar y la caída de las exportaciones. Las empresas han perdido capacidad para entrar en otros mercados lo que, unido a una caída de la productividad industrial, hace preciso reaccionar. Galicia no puede olvidar su identidad diferencial para liderar en el contexto iberoamericano. Si aprovechase estratégicamente sus ventajas comparativas, como la cultura, la lengua y su privilegiada situación geopolítica central vista desde el mar, la realidad podría ser otra.
¿Hacia dónde deberían dirigirse los esfuerzos políticos y económicos en relación a América Latina?
Es necesario que la política mire con luces largas. América latina ha perdido dinamismo económico y vuelve a evidenciar los desafíos estructurales que se creían superados en la segunda década del s. XXI. La convulsión, la volatilidad, la inestabilidad y la crispación social han sido la tónica dominante en 2019. El regionalismo se ha impuesto a la integración supranacional por la que había apostado la Unión Europea, en parte debido al influjo de modelos antagónicos y a la gran presencia de países como China.
Pese a este panorama de inestabilidad, América Latina es un destino muy atractivo para los productos de las empresas gallegas, […]
Las universidades están viviendo un momento de transición al que se suma el problema demográfico en nuestra comunidad. Como profesora universitaria, ¿ves necesario afrontar reformas de calado en el ámbito universitario?
Sin duda. La universidad tiene que conectar con la sociedad, permitir que la transferencia del conocimiento contribuya al progreso y al bienestar social, a la vez que enlazar de manera estrecha con el tejido empresarial. Para el futuro, el gran reto a alcanzar es seguir avanzando en el Espacio Europeo de Educación Superior hasta conseguir un espacio universitario único y ocupar el papel de liderazgo y de vanguardia que le corresponde. fuera de la Unión Europea, la internacionalización tiene una gran oportunidad en el área iberoamericana. No es un proyecto sencillo, dada la heterogeneidad de sistemas educativos y el tímido avance en la creación del Mercosur de la educación, pero este es un elemento estratégico para permitir avanzar en la cohesión e inclusión social de la comunidad iberoamericana. El 2021 es el año en el que muchos países van a celebrar el bicentenario de su independencia, momento oportuno para articular un gran proyecto común en torno a la educación.
¿Cómo vas a enfocar el trabajo de la cátedra a partir de ahora? ¿Qué objetivos te marcas en este nuevo puesto?
Como ya señalé al comienzo, la Cátedra Iberoamericana responde a un interés estratégico de la USC para ser nexo de unión entre el conocimiento, la cultura y la cohesión social del espacio iberoamericano. Los primeros esfuerzos se han centrado en promover acuerdos de colaboración con grandes entidades internacionales como el Banco Iberoamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Fundación Euroamérica o la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) –entre otros–, así como con las universidades más relevantes del área. Asentados estos convenios, las actividades pivotan alrededor de cuatro pilares: cursos a demanda, en colaboración con el Centro de Estudios Propios de la USC; estancias docentes y de investigación; realización de foros de debate y congresos, y publicaciones. […]
¿Ha afectando la situación política a la economía del país?
Claro. El mayor enemigo del crecimiento económico es la incertidumbre. La abotargada situación política que se ha vivido el país genera inestabilidad y desconfianza, lo que abona el terreno del inmovilismo, no solo político sino también empresarial. España necesita salir de esta parálisis y comenzar a aplicar las estrategias de crecimiento futuro.
Este año tendremos elecciones en Galicia. ¿Cuáles son los retos primordiales que debería abordar el próximo gobierno autonómico?
Tras la crisis, Galicia recortó distancias con la renta media nacional y superó por primera vez el 90 del PIB per cápita, que se espera llegue al 100 % al final de esta década. La política fiscal se ha revelado responsable y la Comunidad ha cumplido con los objetivos de déficit, lo que la sitúa en una buena posición para encarar los desafíos pendientes. Darle la vuelta a la situación demográfica es una prioridad, que no resultará sencilla, pero que solo se puede alcanzar con crecimiento económico. Un plan de industrialización y crecimiento que no solo fije a los gallegos en el territorio, sino que consiga atraer inversión extranjera directa y mano de obra cualificada y joven, es crucial. Con esto, el tránsito hacia una economía circular y sostenible no es una opción, es una obligación, igual que lo es la posibilidad de liderar la generación de energías renovables y limpias. La digitalización y la inteligencia artificial deben impregnar el modo de hacer, y la estrategia pasa tanto por su inclusión en la escuela como por la implantación transversal en todas las áreas productivas. Sin olvidar sectores fundamentales como el forestal, el ganadero o el agrícola, que precisan de una reforma territorial que salvaguarde la generación de valor. […]
Todos estos retos exigen un sistema educativo preparado para afrontarlos, con una FP dual por desarrollar y un sistema universitario flexible y ágil capaz de dar respuesta en tiempo real a las necesidades cambiantes.
(Extracto de la entrevista publicada en el número 345 – febrero 2020)
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