“La verdadera hospitalidad no es la económica”
El arquitecto y profesor de Urbanismo de la Universidad de Roma III, Francesco Careri, viene de presentar su nuevo libro “Hospedarse” en la Universidad de Coruña. El autor es una de las figuras más originales y referente mundial en el paisajismo por sus aportaciones a la comprensión de la ciudad y del paisaje, con una firme apuesta por la arquitectura social y nómada.
Hace poco presentó en Galicia su nuevo libro “Hospedar-se” en el Colegio oficial de Arquitectos de Galicia (COAG), un relato que gira en torno las relaciones entre nomadismo, arquitectura y “hospitalidad clásica”. ¿Hemos dejado de ser hospitalarios?
Si, con el tema de los migrantes hay un gran problema social que debemos recordar. En todas las culturas existe siempre una obligación a la hospitalidad, a ser hospitalarios. Este acto se debe hacer sí o sí, no se puede decidir si somos hospitalarios o no. En Europa no se deja pasar a los extranjeros, con el gran problema que existe en el Mediterráneo y en el Este.
¿Qué significa ser hospitalario?
El filósofo francés, Jacques Derrida, expone que la hospitalidad debe ser incondicional, si no, no lo es. Ahora muchos hablan de “acogida” y pronuncian la palabra “acogemos”, pero lo que no saben es que ese término viene del latín “acolligere”, que pertenece al mundo agrícola. Recogemos manzanas y frutas, luego las ponemos en cajas distintas, pero no personas. En la sociedad hospitalaria no se elige, aunque los gobiernos eligen a quien abren la puerta por dinero, por profesión, si son médicos, sirven; si son profesores, también. Es lo que llamamos migrantes económicos, el resto de migrantes que no interesen parece que no son útiles. Muchas generaciones occidentales tuvieron que buscar un futuro más próximo en otras regiones, en España mucha gente emigró, pero ahora parece que la memoria ya no funciona.
¿Qué se puede encontrar el lector en su libro?
El libro habla sobre la idea de la refundación hospitalaria de las ciudades, para construir sobre las ruinas de lo contemporáneo en unos lugares concretos destinados a personas reales; lugares de paso y de encuentro para gentes diversas; lugares de recreación y narración de cuentos, de intercambio entre anfitriones y huéspedes, como en las hospederías y en los caravasares o posadas en Oriente destinada a las caravanas de otras épocas.
En Galicia tenemos la mayor ruta de peregrinación del mundo, que es el Camino de Santiago. ¿Somos un pueblo nómade y hospitalario?
Estuve pocas veces en Galicia, una de ellas en los años 90. El Camino de Santiago es algo fantástico, es caminar, pero como práctica estética. Me parece fabuloso porque se construye una nueva vía al caminar y detenerse. Por lo que he visto, ahora se ha vuelto un viaje muy turístico en el que ya no se camina con un propósito, todo se mercantiliza y es la moda. Es como quien viaja a Maldivas, pero al menos caminando. El Camino de Santiago está en vuestra cultura y tiene una base en la hospitalidad.
¿Haría a día de hoy el Camino?
A mi me encanta explorar las ciudades donde normalmente uno no se detiene, pero ahora el Camino se ha convertido en una autopista peatonal, a mí me interesa pasar las barreras y lo que se esconde detrás de sitios que no son comunes. La arquitectura también es arte, dar nombres a los lugares porque construyes el espacio, es un acto creativo. El camino también es una forma de arte. La verdadera hospitalidad no es económica, deberíamos recuperar el Camino antiguo.
¿Qué deberían tener en cuenta los gobiernos a la hora de planificar la arquitectura de las ciudades para que sean hospitalarias?
En el mundo informal de Roma, existen unas cien casas okupas, con más de cien mil okupas, no son el típico perfil. Son familias que no tienen recursos como para permitirse un alquiler en el centro de Roma. En estos lugares vienen de todas las culturas, es una gran cantidad de diversidad mezclada y que se mezclan sin problema. En esos edificios se hospedan, yo creo que hay una manera de convivir e interactuar.
¿Y cuál es su propuesta?
Mi propuesta es que existan más lugares así, donde los migrantes y quien lo necesite, viva ahí. Debemos refundar la hospitalidad para que puedan existir espacios donde los extranjeros no tengan que esconderse en guetos. Por ejemplo, hay muchos jóvenes sin hogar y también ancianos que necesitan compañía, es una forma de convivir. A este tipo de edificios los llamo circo “casa irrenunciable para la recreación cívica”. Antiguamente el migrante que venía a tu casa era un regalo, porque era la única forma de saber que había más allá y conocer otras culturas.
(Entrevista publicada en el número 390 – noviembre 2023)
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